Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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martes, 10 de julio de 2012

DDM: Capítulo 33

Bueno, aquí está el capítulo 33 :) Antes de nada, quería decirles a mis lectores que muchísimas gracias por pasaros por mi blog, y por leer la historia de Diario del Mar, y dejar vuestro comentario. Gracias a vosotros, me es más fácil continuar con la historia :)
Un beso, y espero que os guste! ^^



Miraba boquiabierta el cuerpo de Loreen, sin poder moverme. Todos nos habíamos quedado en shock, nadie se atrevía a moverse, por miedo a volver a ponerse en peligro.
No me había dado cuenta, pero Jacob seguía a mi lado, agarrando mi mano. Por una parte ese gesto me reconfortaba, porque haber visto aquello, me había dejado helada... Pero por otra, quería que se alejara, para que me dejara de confundir. No quería más dolor, ese era mi veredicto.

Harry abrazaba a Diana, que lloraba desconsoladamente sobre su hombro, tapándose la cara. Harry la acunaba para calmarla, pero era casi imposible. Loreen había sido una de las mejores amigas de Diana, y era evidente que su terrible muerte la había derrumbado.

Cuando volví en mí, pude notar que tenía los ojos húmedos, y que estaba a punto de llorar, pero me prohibí hacerlo, y me solté de la mano de Jacob. Me levanté de golpe, y dije con la voz más firme que pude:

- Salgamos de aquí. Ya estamos todos despiertos.

Sé que aquello podía sonar algo egoísta, sin decir nada con respecto a Loreen, pero no quería hablar más. Quería que todo el mundo olvidara lo que acababa de pasar.
Jacob se levantó también, y finalmente, conseguimos salir de la cueva, mientras los demás temblaban y sollozaban al recordar la terrible imagen. Yo, por mi parte, antes de salir de la cueva, dirigí una mirada apenada a Loreen, e intenté susurrar alguna palabra bonita, tipo "Gracias por todo" o "Descansa en paz", pero no me salían. Mi mente estaba ocupada en recordar la truculenta muerte de la joven.

Al salir, busqué a Gwendolyn con la mirada. Su rostro estaba sereno e impasible. Y sabía que por dentro estaba igual; serena e impasible. Deseé ser como ella, al menos por unas horas y poder recuperar mi tranquilidad.

Dirigí una fugaz mirada a Jacob, que estaba de espaldas a mí, y volví a sentirme confusa. ¿Por qué todo era tan difícil?

Aquel día, aquel día en que la babosa rompió mi corazón, me dije que jamás volvería a cometer el error de enamorarme, y menos del mismo chico. Pero por alguna extraña razón del caprichoso destino, sentía que estaba a punto de cometer ese mismo error. Enamorarme y encima, del mismo.

Echamos a andar, y seguimos con nuestro camino, dejando atrás la cueva, y con ella, el cuerpo de Loreen, y los restos de David. O lo que era David.

Todos estábamos en silencio, nadie se atrevía a hablar, porque no había nada que decir. Muchos seguían llorando y temblando de miedo. En cambio, la víbora de Elizabeth estaba a otras cosas. Justo en el momento en que la miraba, ella se giró y me dirigió una mirada rabiosa y asesina. Se acercó a Jacob, y le dio la mano. Este se sorprendió, y Elizabeth le sonrió amablemente. He de admitir que ese gesto me puso... ¿celosa?

Resoplé, mientras Elizabeth me miraba victoriosa, intentando parecer fuerte, e intentando aparentar que me daba exactamente igual. Pero no era así. Para nada. Estaba hecha un lío, pero desafortunadamente -sí, desafortunadamente- tenía claro que estaba celosa. Y eso no me gustaba.

Lancé una mirada a Harry, que en el fondo era una mirada desesperada. Recordé a Liv con tristeza, y deseé que estuviera a mi lado, y que me hablara. Que consiguiera sacarme una sonrisa y que me aconsejara sobre lo que debía hacer. Pero ella no estaba, y el único que me quedaba era Harry. También pensé en Diana, pero el que mejor me comprendía era Harry. Deseé olvidar todo lo que había pasado, y hablar con él, contarle todo lo que me estaba pasando, y que después, él me calmara y me tranquilizara a su manera. Tal vez entre sus brazos.

Cuando volví a mirar a Elizabeth y a Jacob, vi que este se había soltado de la víbora, y que aceleraba el paso para alejarse de ella. Ahora era yo la que sonreía victoriosa, pero sacudí la cabeza para quitarme esa sonrisa de la cara. No, no, y no. Tenía que olvidarle, a él, y al amor.

- Pero... ¡Jacob! -oí gritar a la víbora.

Elizabeth trotó hasta Jacob y le agarró de un brazo. Yo estaba al final del grupo, casi cerrándolo, y observaba esa imagen con intriga. Elizabeth hizo que Jacob frenara, y de pronto, observé con algo de horror cómo le acercaba más a mí. Bueno, los dos venían hacia mí. Pero no parecía que vinieran a hablar conmigo, sino más bien a hablar cerca de mí.

- Elizabeth, déjame. -susurró enfadado para no atraer la atención de la gente.

Ella le miró suplicante, con una expresión de tristeza que me pareció demasiado falsa.

- Pero Jacob... Cómo hemos podido acabar así... -musitó la víbora.

Estaban cerca de mí, y podía oír perfectamente sus susurros mientras caminábamos.

- Elizabeth, a ver si lo entiendes... No es acabar así, es que hemos acabado, directamente. No hay nada que decir.

Ella le miró apenada, y algo herida por sus palabras, aunque a mí me parecía todo teatro. Y de pronto, la víbora se giró, y me señaló con el dedo y una mirada fría y cortante.

- Es por ella, ¿verdad?

Jacob me miró, sorprendido por su reacción, y consiguió decir:

- ¿Qué más te da?

- Osea, que es por ella. Es por Green... ¿Me dejas por esa?

Jacob puso los ojos en blanco, y volvió a fijar la vista, asintiendo:

- Sí, sí, Elizabeth, te dejo por ella.

El grupo había frenado, y se había girado hacia nosotros, sorprendidos por los gritos histéricos de Elizabeth, que se había puesto nerviosa. Aquello ya no parecía teatro. He de admitir que yo también comencé a ponerme nerviosa. Automáticamente, al verme señalada por ella, me había parado.
Lanzó un grito de desesperación, y se llevó las manos a la cabeza.

- ¿Cómo se te ocurre dejarme por esta?  ¿Cómo?

Jacob se acercó a ella y la agarró de los hombros, para intentar calmarla.

- Elizabeth, tranquilízate, ¿vale?

- ¿Cómo... cómo quieres que me tranquilice? -susurró. -No me lo puedo creer, Jacob... No me imaginaba que me dejaras por Green.

- Me llamo Katherine. Katherine Greenwood. -se me ocurrió decir, harta de que me llamara Green.

Ella me fulminó con la mirada, realmente enfadada por mi comentario.

- ¡Cállate! -me gritó.

- ¡Por Dios, Elizabeth, cálmate! -exclamó Jacob.

Ella jadeó, bajando la mirada y parpadeando. Parecía estar sufriendo un ataque de ansiedad.
Me quedé en el sitio, mirándola con los ojos muy abiertos, y sorprendida por su reacción. Pero todo podía ser peor.

Elizabeth me dirigió una mirada fría, cortante y asesina, pero conseguí no desviar la mía. Se zafó de los brazos de Jacob, y caminó hacia mí, marcando sus pasos con fuerza sobre la roca.

- Tú... -bufó.

Yo di unos cuántos pasos hacia atrás, intentando calmarla.

- Elizabeth, para, estás muy cansada...

- De cansada nada, Green.

Sentí el impulso de repetirle mi nombre y mi apellido enteros, pero me callé, ya que sólo lo empeoraría aún más.

- ¡Estoy harta de ti!

Se acercó más a mí, y me agarró de los hombros, empujándome hacia atrás. Por suerte, no perdí el equilibrio, y sólo me alejé de ella unos cuántos pasos.

- ¡Por qué, Green, por qué! Has destrozado una pareja... sólo por tu egoísmo. Ambas sabemos que te gusta Jacob, y que me envidias. ¿Y lo único que has sabido hacer es esto? ¿Romper nuestro amor? Deberías estar avergonzada, Green. -escupió, entrecerrando los ojos.

¡¿Qué?! ¿De qué iba la víbora? Mi corazón latía desbocado, y sentía que la rabia hervía en mi interior. ¿Envidia de ella?

- Elizabeth, te estás equivocando profundamente. No sabes lo que dices.

- ¡Claro que lo sé! ¡Estúpida, ¿te crees que no me he dado cuenta de nada?! Sé cómo le miras, sé que sientes celos de mí. Y ahora, por tu maldita culpa, me ha dejado.

Quise responderle algo, pero no me dio tiempo, porque ella se adelantó. Pero no verbalmente.
Dio un paso hacia mí, y entonces, es cuando recibí el impacto de su mano contra mi mejilla. Un gesto sorpresa, lo que me dejó paralizada. La mejilla me ardía, después de su bofetada. Me llevé la mano a la piel, y volví la cara hacia ella con lentitud y la boca abierta por la sorpresa.
La miré fijamente, demasiado sorprendida por su respuesta. Elizabeth no me había parecido de esas.

- ¿Qué haces... ? -susurré.

Ella hervía de rabia, y respiraba con fuerza, sin apartar la mirada de mí.

- No es ni la mitad de dolor que me has provocado a mí. -soltó ella.

- ¿Qué dolor te he provocado yo a ti? He de admitir que eres una buena actriz. -rebatí, incrédula.

Ella se cruzó de brazos, y desvió durante unos segundos la mirada.

- No estoy haciendo teatro. Te estoy diciendo la verdad. -una lágrima rodó por su mejilla. -Has destrozado mi vida.

"Y Jacob la mía, pero no le voy pegando bofetadas." pensé instantáneamente.

- Mira, Elizabeth, estás muy cansada, todos estamos muy cansados... Pero por favor, no lo pagues conmigo, anda. -dije con cansancio.

Me dispuse a caminar ya esquivarla para seguir con el camino y dejar atrás esta discusión y su bofetada, pero me agarró de un brazo, y me colocó en mi sitio.

- Tú no te mueves, Green, ni hablar. No hasta que arreglemos esto.

- ¿Pero qué se supone que tenemos que arreglar, Elizabeth? Sabes perfectamente que este problema te lo estás imaginando tú. Yo no he destrozado nada, no tengo la culpa de lo que haya pasado entre vosotros dos, tenlo claro. -contesté con firmeza.

Su mirada me recordó a la mirada de una serpiente. En todo se parecía a una víbora... Abría y cerraba los puños, para intentar controlarse.

- En el problema que me estoy imaginando, apareces tú, Green. Y puedo estar loca, y todo lo que tú quieras, pero pienso arreglarlo. De cualquier manera.

Me obligué a cerrar la boca, y a parpadear. Elizabeth me estaba sorprendiendo enormemente. Y su actuación.

- Pues arréglalo tú sola. -solté, cansada de sus palabras llenas de falsedad. -Estoy harta de que me acuses de cosas que ni he hecho. Estoy harta de escuchar esa falsedad tuya, y de que me culpes de tus problemas con Jacob.

Volví a echar a andar, y me dispuse  esquivarla y pasar de ella, cuando volvió a agarrarme del brazo. Pero esta vez con más fuerza, y con algo mayor después.
Me giré para mirarla, justo cuando su puño cerrado cruzaba mi rostro, y me hacía retroceder por el dolor.

- ¡Pienso recuperar a Jacob de cualquier forma! Si tengo que competir contigo, lo haré. Y si tengo que eliminarte de nuestra vida, también lo haré. -exclamó, fuera de sí.

Me había partido el labio, y estaba aún más sorprendida que antes. La ira crecía y crecía, y sabía que nada podría frenarme.

- ¡Elizabeth! -exclamó Jacob, intentando agarrarla de los brazos.

- He llegado al límite... Ahora sí que te vas a enterar... -bufé, mirándola con odio.

Me dispuse a correr hacia ella, para devolverla el golpe y desahogarme, cuando unos brazos fuertes me sujetaron de las muñecas.

- ¡Suéltame! -grité, enfadada.

- ¡Katherine! Quieta, tranquilízate. Así no arreglarás nada.

- Estoy segura de que con el golpe, arreglaré su cerebro. Algo es algo. -gruñí, más que enfadada, e intentando zafarme de los brazos.

Harry me sujetaba con firmeza, y me intenta parar. Pero nadie iba a hacerlo. Elizabeth se iba a enterar, y punto.

- No conseguirás nada...

- ¡Conseguiré devolverla el golpe y quedarme a gusto! ¡Más que suficiente! -respondí, gritando.

Me revolví con fuerza, pataleé, mientras Elizabeth jadeaba y me miraba entre los brazos de Jacob.
Y finalmente, conseguí lo que quería. Fuera de mí, y con la ira manejándome, me conseguí soltar de los brazos de Harry, y correr hacia Elizabeth, que cambió su expresión de enfado y odio, a una de miedo y terror.

Jacob y Harry no fueron capaces de frenar mi golpe. Mi puño cerrado, golpeó la mejilla de la víbora con tal vez demasiada fuerza. Pero en ese momento no me importó haberla hecho más daño. Es más, me sentía aún mejor.

Harry me apartó de ella, mientras yo jadeaba. Una lágrima de dolor cruzó su mejilla golpeada, y Jacob la observó el golpe. Tenía la piel rosada, y el labio roto. Elizabeth rompió a llorar, y Jacob dudó, pero la abrazó para consolarla.

Harry estaba boquiabierto, y con un simple movimiento violento me zafé de él. Le miré con odio, al igual que a la víbora y a Jacob, y continué con mi camino con la cabeza bien alta.

Después de ese violento episodio, todos siguieron con el camino, mientras Elizabeth lloraba en el hombro de Jacob. Yo me había quedado muy a gusto, la verdad, pero poco a poco, empecé a darme cuenta de que tal vez esa no había sido la manera correcta de actuar. Tal vez me había pasado, pero jamás lo iba admitir. Aunque bueno, sí podía admitir que había descargado en un golpe todos mis sentimientos, incluso los que no tenían que ver con ella, pero sí con Jacob y con Harry.

- Buen golpe. -comentó Gwendolyn a mi lado.

- Gracias. -conseguí responder, ya que no se me ocurría nada más.

- Tal vez así se calle más.

Asentí, distraída, y ahí acabó la pequeña conversación.

Caminamos durante horas, y hasta que tuvimos hambre, y paramos a comer algo.
Yo me alejé del grupo, con un pedazo de pan duro, y algo de carne seca, mas un poco de agua. Estaba tan concentrada en mis pensamientos, que no me di cuenta de que tenía visita.

- ¿Puedo? -preguntó Harry.

Yo tardé, pero finalmente, asentí.

- Claro.

Se sentó a mi lado, y bebió algo de agua. Nos quedamos en silencio, y así lo preferí, ya que no quería hablar con él. Todavía estaba enfadada por lo que nos había pasado.

- ¿Estás bien? -acabó preguntando, mientras miraba mi labio roto.

- Sí. Gracias. -respondí con frialdad y sin mirarle.

Otra vez silencio, pero no me importó.

- Oye... Tal vez... tal vez te has pasado con Elizabeth...

- La he devuelto el mismo golpe. -menuda mentira.

- Bueno, creo que ha sido... ligeramente más fuerte. Según lo que he visto.

- Para qué mentir. Sí, ha sido más fuerte, y he de admitir que me encuentro muy bien.

- Pero debes entenderla...

- ¿Tú también te lo has creído? -le corté.

- ¿Cuál? -preguntó, confuso.

- Veo que tú también te has tragado su cuento y sus palabras falsas... -sacudí la cabeza, en desaprobación.

- ¿Crees que miente?

- No lo creo, lo sé. Dios, sólo me odia, y va a hacer lo posible por fastidiarme. -contesté, sin mirarle.

Otra vez nos quedamos en silencio, y pensé que tal vez Harry tenía razón. Tal vez me había pasado. Elizabeth era una pobre joven, sin nada más que hacer. Desconocía su historia, si es que tenía, y desconocía los motivos de sus ganas de ser el centro de atención. No tenía que darla mucha importancia, y tal vez me había pasado...

Pero aún tenía claro que no iba a ir a pedirla perdón.
Al menos, no ahora.

3 comentarios:

  1. "Y Jacob la mía, pero no le voy pegando bofetadas"Me ha encantado esta frase jajaja ^.^ ¿Sabes? Me encanta que me hagas sentir tantas cosas con tus palabras en un solo capítulo,de verdad,lo amo ^.^ Gracias por subirlo ;) Te quiero! <3

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  2. Increíble April!!
    Me he quedado sin respiración!
    Me encantan que tus capítulos sean tan largo y tú historia es fantástica!
    Sube el siguiente pronto please!
    Besoss

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  3. 1Estoy de acuerdo con carolpiscis a mi también me ha encantado esa frase!! Y que le pegara y todo lo que hace Katherine!! Me siento un poco identificada! jajajaja Es mi ídolo!
    Besos, Rea^^

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