Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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domingo, 16 de marzo de 2014

DDM: Capítulo 85

¡Hola a todos!

¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez...? Demasiado. NO ME MATÉIS.

Sí, sigo viva, a pesar de lo que podáis creer... Y aquí estoy, a las doce de la noche, subiendo capítulo, porque ya era hora.

Así que nada, aquí lo tenéis. Por fin.


Espero vuestros comentarios y opiniones. Y muchísimas gracias, de verdad, por seguir ahí, después de 85 largos y pesados capítulos. ¡Seguís ahí! Es algo increíble, en serio...


¡Un beso!





Sentía los latidos de mi corazón palpitando en todo mi cuerpo. Mis manos estaban calientes y pegajosas, manchadas de la sangre de los hombres a los que había asesinado.


Jacob volvía a estar allí, frente a mí. No había sido producto de mi imaginación. Pero, ¿y si lo era y el problema era que estaba loca...?


- Qué haces aquí. -murmuré.


- Protegerte.


Negué con la cabeza, apretando las mandíbulas.


- No. No me refiero a ahora mismo.


Mi voz apenas se oía, porque no me creía capaz de decirlo más alto. Pero tenía que preguntarlo. Tenía que saber el motivo. Antes de que volviera a desvanecerse.


- Me refiero a por qué has venido, después de abandonarme y desaparecer durante siete meses.


Se quedo callado, con una expresión demasiado seria, tal vez algo exagerada, como si tratara de ocultar alguna emoción.


- Yo jamás te he abandonado. -murmuró, sombrío.


Resoplé, conteniendo las ganas de reírme antes su pobre y falsa explicación. Porque estaba segura de que si me reía, después vendría (otra vez) el llanto incontrolable.


- Ah, tienes razón.


Extendí los brazos, encogiéndome de hombros.


- Estoy tan loca que llevo siete meses imaginando que no estabas. -completé.


- Llevo siete meses protegiéndote. Que tú no me vieras no significa que no estuviera ahí. -rebatió Jacob.


Alcé la mirada hacia él, boquiabierta y con el ceño fruncido. Mi mente seguía en blanco, pero en un blanco demasiado brillante. Un blanco que empezaba a burbujear, para transformarse en una explosión de colores y sentimientos.


"Llevo siete meses protegiéndote. Que tú no me vieras no significa que no estuviera ahí."


- ¿Có... cómo...? ¿Me estás diciendo que... mientras yo me ahogaba en mi propio dolor... tú estabas "ahí fuera, aún conmigo", pero preferías dejarme sufrir sola?


Tomé su silencio y su mirada como un sí clarísimo, y entonces comencé a sentir la rabia ardiendo en mi pecho.


- No me lo puedo creer... -murmuré para mí, llevándome la mano a la frente y cerrando los ojos.



Entonces me reí, girándome y dándome la vuelta, observando mi alrededor, como si esperara a que alguien saliera de la oscuridad para decirme que aquello era una broma. Una broma pesada y cruel.

- He oído que recuperaste la memoria. -dijo de pronto, cambiando radicalmente de tema.

- No finjas que ahora te importa cómo esté, ni si la recuperé o no.  -me giré otra vez hasta él. -No después de siete meses sin aparecer. -contesté, cortante.

Me sorprendió ser capaz de sonar tan firme, cuando lo único que quería era tumbarme en el suelo y llorar como nunca lo había hecho.

- No pienso consentir que dudes de cuánto me importas. No después de todo lo que hemos pasado. -su voz sonó herida y ofendida.

- ¿Y has esperado siete meses para aparecer y decirme que te importo? ¿En serio? ¿Ahora que creo que tengo una vida más o menos estable?

Se le ensombreció el rostro y seguidamente sentí una punzada en el corazón.

- Nunca te he abandonado. -hizo una pausa, que a mí me pareció eterna. -Y nunca has dejado de importarme. Creí que al menos eso lo tenía claro, después de todo.

- Lo creía. Pero antes de leer esa simple nota que me dejaste antes de desaparecer. 

Cerró los ojos durante unos instantes y se pellizcó el puente de la nariz, exhalando con fuerza.

- No lo hagas más difícil de lo que es, por favor. Te lo ruego. -dijo.

- ¿Que no haga más difícil el qué? -grité.

- Esto, Katherine. ¡Todo! ¿Crees que no ha sido difícil venir y aparecer ante ti, sabiendo que me odias? ¿Crees acaso que no me arrepiento todos y cada uno de los días que conforman mi vida de haberme marchado?

Me tembló el labio inferior, totalmente paralizada. De pronto, él tenía los hombros caídos, y sus ojos, los cuales estaban clavados en los míos, estaban llenos de tristeza y dolor. Tristeza y dolor. Y arrepentimiento. Fui capaz de ver esos sentimientos en su expresión, en la forma en que de pronto me parecía el hombre más cansado y abatido del mundo.

- Dime entonces por qué te fuiste. ¡Y dime entonces por qué no apareciste antes!


Jacob se quedó completamente callado, con los ojos cerrados, como si estuviera buscando las palabras correctas. Y entonces, cuando volvió a abrir los ojos, todo el dolor que había visto hacía unos segundos había desaparecido. Sus hombros volvían a estar erguidos, y él volvía a estar serio.


- No estoy aquí para discutir sobre quién ha sufrido más, Katherine. Ni tampoco para discutir sobre si mi idea fue estúpida o no. Sólo quería avisarte de que estás en peligro, por si no te habías dado cuenta todavía.


Sus palabras fueron un duro golpe para mí y sentí cómo me temblaban las piernas. Tal vez lo que esperaba era una discusión, que tratara de justificar lo que ocurrió. Tal vez esperaba que... luchara por mí.


- ¿Y ya está? ¿Eso es todo? ¿Ni una maldita explicación?


- Ya habrá tiempo para explicaciones. -me cortó. -Ahora tenemos que ir a tu barco. Rápido. Tu tripulación y tu querido Dan podrían estar en peligro.


No hice ningún comentario sobre ese "tu querido Dan" y eché a andar hacia el exterior del bosque, sin siquiera mirar atrás. Pero entonces oí su voz, apenas un susurro, que me hizo frenar.


- Por cierto, estás preciosa.


Y sentí una punzada en el corazón al darme cuenta de que si lo decía más alto, se le quebraría la voz. Tuve la tentación de darme la vuelta para ir a abrazarle, pero no lo hice. Seguí adelante, porque que hubiera dicho aquello no significaba nada. No significaba que me hubiera echado de menos, o que aún me quisiera.


Oí sus pisadas a mi espalda, mientras me seguía. Y me di cuenta de que aquella noche, la persona con la que tenía que encontrarme era Dan, y no Jacob. Recordé la nota, la cual había sostenido entre mis dedos. La cual estaba segura de que había sido de Dan... Pero ahora todo encajaba. No hizo falta que lo preguntara, pues ya sabía que Dan no tenía nada que ver en lo que había ocurrido, que Dan ni siquiera sabía lo que iba a pasar. Inteligente. Inteligente y estúpido por parte de Jacob.


Cuando llegué a la linde del bosque, no dudé en echar a correr en dirección al puerto. Si era verdad que mi barco podía estar en peligro... no iba a permitir que les ocurriera algo.

Cuando divisé los muelles y mi preciosa embarcación camuflándose entre las sombras de las noches, me quedé parada, tratando de averiguar si efectivamente, mi tripulación estaba en peligro.

Y entonces lo vi. Había gente, gente moviéndose en la cubierta. Y descendían por la rampa lentamente, como si alguien los estuviera obligando... a salir del barco.


No lo dudé más, y volví a acelerar.


Pero algo me frenó. Alguien, más bien.


Jacob me agarró del brazo, obligándome a girar y a mirarle. Sus ojos se clavaron en los míos durante unos pocos pero intensos segundos, hasta que se dignó a hablar.


- No podemos irrumpir en tu barco como si nada, Katherine. Sé que es lo único que quieres hacer en estos momentos, pero debes ser más inteligente. No podemos llegar como si nada, alguien podría salir herido.


Sabía que tenía razón, pero no podía quedarme de brazos cruzados. También sabía que algo iba a pasar.

Volví la vista atrás, para observar cómo sólo había tres invasores que iban colocando a cada miembro de mi tripulación en fila. Todos tenían las manos atadas a la espalda, y dos segundos después, les obligaron arrodillarse.

- Tengo que hacer algo, Jacob.


- Lo sé, y lo vamos a hacer. Pero no te precipites, quizás apareciendo así lo único que consigas es que les hagan daño... o te hagan daño a ti.


Apartó la vista antes de terminar la frase, pero ese tono protector había quedado claro.


Y entonces, mi corazonada se cumplió. Oí un disparo, que me hizo temblar de arriba abajo, y cuando me giré, vi cómo el cuerpo de uno de los de mi tripulación, se desplomaba contra el suelo.


Sin previo aviso, mientras el hombre se dedicaba a recargar el arma con un proyectil y pólvora, salí de entre la oscuridad corriendo, acercándome al hombre con el corazón en un puño.


Alguien había muerto ante mis ojos. Y podía tratarse de Dan, o de Diana. Quise echarme a llorar de preocupación.


- ¡Quieto! -grité con todas mis fuerzas.


Los tres hombres alzaron la vista hacia mí, sorprendidos.


- Al parecer, los otros inútiles no han conseguido realizar su misión... -murmuró uno de ellos.


No me paré a decir nada. Seguí corriendo, mientras Jacob gritaba mi nombre y me rogaba que frenara. Pero hice caso omiso, y corrí hacia el cuerpo inerte de aquella persona. Me arrodillé a su lado, y suspiré de alivio al ver que no se trataba de Dan, ni de Diana.


- Levántate. -dijo una voz a mi espalda.


Y sentí cómo el cañón de un arma se pegaba a mi cráneo.


- Levántate ahora mismo. -repitió en tono más potente.


Me levanté con lentitud. Llevaba una pistola. Una pistola de pólvora, y me pregunté cómo era posible que la tuviera en su posesión.


- ¡Apártate de ella! -exclamó de pronto Dan, que estaba arrodillado en el suelo, pero a punto de levantarse de un salto, inclinado hacia delante.


Me giré con extrema lentitud, alzando las manos, hasta quedar frente al hombre que tenía entre sus manos un arma que jamás había visto. Un arma de la cual había oído, pero simplemente eran rumores. Nadie las poseía.


- No te muevas, y no te pasará nada. Llévanos hasta la Isla de las Voces y entonces no les pasará nada a tus amigos.


Sus condiciones eran claras. No se había andado con rodeos. Pero no pensaba aceptar aquello. No iba a volver a aquella isla, por encima de mi cadáver. Además, sabía perfectamente lo que pasaría en cuanto llegáramos: nos matarían, porque ese era su propósito desde el principio. Eliminar a la Sangre Marina.


¿De verdad pensaba que me iba a creer aquello de "te dejaremos vivir, pero sólo si nos llevas a la Isla para que podamos mataros a todos"?


- No. -respondí con firmeza.


Podía matarme. Sólo tenía que usar aquella monstruosa arma, y podía acabar con mi vida con una sola explosión de pólvora. Jamás me había sentido tan expuesta a la muerte, sin contar los meses en los que Patrick me tuvo secuestrada. Accionar el gatillo... y moriría. Así, sin más. ¿Cómo podía uno defenderse de aquello? No se trataba de una espada, ni un cuchillo. Y nadie me había entrenado a esquivar proyectiles. Nadie me había entrenado para defenderme contra ese nuevo tipo de armas.


- Esa no es una buena elección, Princesa. Tienes otra oportunidad.


Y entonces lo vi. Entreví el movimiento de su otra mano, con la cual sostenía algo... y me di cuenta de que no podía matarme con el arma que sostenía entre las manos, porque no le había dado tiempo a cargar el cañón con el proyectil... No había nada con lo que dispararme. Estaba vacía.


- Te concedo una segunda oportunidad. -añadió, con voz calmada.


No perdí más tiempo. Con una patada, golpeé la mano de mi oponente, haciendo que soltara la pistola de pólvora, la cual se deslizó por el muelle hasta casi el borde. Aquella fue la señal de salida para que todos se activaran y se levantaran. y me ayudaran a reducir a los hombres a simplemente tres inofensivas criaturas tumbadas boca abajo sobre la madera, quejándose.


Había sido relativamente fácil. Unos brazos me rodearon con fuerza, en un abrazo que me pilló desprevenida.


- Cómo te has atrevido a hacer una cosa así, Kathy. ¡Podía haberte matado! ¡Te has arriesgado a una muerte segura! -exclamó Dan, estrechándome aún con más fuerza.


- No iba a hacerlo, porque el arma no estaba cargada. No le di tiempo. -sonreí, devolviéndole el abrazo. -¿Estáis bien? ¿Ha habido algún herido...?


Recordé a Tyler, el que había recibido el primer disparo que había acabado con su vida, otro de mis hombres. Apenas le conocía. Era un chico callado y tímido, que jamás me había dirigido la palabra, a excepción de unos cuantos "sí, mi capitana". Pero eso no hacía menor el peso de su muerte. El peso de otra muerte que se añadía a la pila que cargaba en mi espalda. Me preguntaba cuánto tiempo podría aguantar, cuántas muertes más podría soportar antes de que me desmoronara.


Diana se abrió paso entre la tripulación hasta llegar a mí.


- ¿Diana, estás bien? ¿Está Kathlyn bien?


- Sí, afortunadamente. Las dos lo estamos. No la encontraron. O simplemente pretendieron no haberla visto. Creo... creo que no he pasado más miedo en toda mi vida.


Su rostro estaba lleno de terror. La abracé con fuerza, recordándola que todo estaba bien. Que no había pasado nada... al menos la cosa no había sido peor, porque algo sí había pasado; alguien había muerto.


Diana corrió al interior del barco, y entonces dejé atrás a Dan para acercarme a los tres hombres, los cuales estaban siendo inmovilizados por gente de mi tripulación.


- ¿Ha sido mi segunda elección de su agrado...? -inquirí, con un tono burlón y divertido.


Esa situación me recordó a aquellos tiempos en los que Katherine se comportaba siempre así, de manera burlona, obviando su superioridad. Me pregunté si algún día volvería a ser esa joven fuerte y decidida, y me di el gusto de pensar que tal vez así sería.


- No somos los únicos, Princesa. No somos los únicos que odian la Sangre Marina. No crea que ha salido victoriosa, de ninguna manera. Dales tiempos. Y ya verá.


El hombre esbozó una media y tenebrosa sonrisa, que me puso los pelos de punta. Les hice un gesto a los que les sujetaban, para que les llevaran a la prisión más cercana, de mi parte. Y antes de hablar con cualquier otra persona, caminé hacia el borde del muelle, recordando dónde había ido a parar la pistola de pólvora.


Me agaché y la recogí con una mano, acariciando el metal y la madera que cubrían su mango, sintiendo escalofríos por todo el cuerpo. Era la primera vez que veía una de esas. Me levanté, sin dejar de observarla bajo el brillo de la luna, barajando qué hacer. Entonces una voz me sacó de mis pensamientos.


- Bonita adquisición. Y bonita actuación.


Jacob.


Instantáneamente, lancé el arma con todas mis fuerzas, para que se perdiera en el fondo del océano. Tal vez era lo más estúpido que había hecho en toda mi vida, pero no quería quedármela.


- No es mía. No puedo quedármela. No voy a convertirme en los monstruos que de verdad creen que somos... esos hombres, digo. No voy a darles el placer de la razón. -hice una pausa, convencida por mis propios argumentos. -Además, no voy a llevar un arma que le ha arrebatado la vida a un tripulante de mi barco.


Traté de hablar con toda la seriedad posible, cuando en mi interior, algo vibraba, no estaba segura de por qué.


- Buen argumento. -añadió, y supe sin mirarle que estaba sonriendo.


Le conocía. Demasiado bien. Y me dolió admitirlo.


Me giré, dejándole atrás, obligándome a no seguir hablando con él. Mientras caminaba, mis ojos se posaron en los de Liv, cuyo rostro estaba serio y lleno de... perdón. Se arrepentía, porque me había mentido. Garrett no existía. Nunca había existido. Y me pregunté cuántas veces habían hablado sin que yo me enterara.


Y eso me llevó a la siguiente pregunta: ¿era verdad que Jacob no me había abandonado, al menos no del todo...?


***


En cuanto volvieron de haber entregado a los hombres a la policía local y de que se llevaran el cuerpo de Tyler al cementerio más cercano, decidí partir. No iba a quedarme ahí para aumentar las posibilidades de encontrarnos con más integrantes de esa secta que estaba en contra de la Sangre Marina.


- Nos vamos. -sentencié, sin dirigir la vista a Jacob.


Nadie se opuso. Comenzaron a subir por la rampa de madera, abatidos y hechos polvo por lo que acababa de ocurrir.


- ¿Y Jacob qué? -inquirió de pronto Liv, sacando el valor para hacerlo.


Me miró de manera suplicante, como si me pidiera perdón mentalmente, pero sus palabras habían sonado firmes y llenas de valor.


- ¿A qué te refieres? -pregunté, tratando de sonar distante y fría, aunque me fuera demasiado difícil.


- Sabes perfectamente lo que quiero decir, Katherine. -rebatió Liv, ladeando la cabeza.


Desvié la mirada, tragando saliva y ordenando los pensamientos que se agolpaban en mi mente. Por un lado, me era demasiado difícil negar que quería correr hacia él y abrazarle hasta que no me quedaran fuerzas. Pero por otro, sabía que mi vida ya no estaba relacionada con aquel joven, y que no éramos más que desconocidos que en su momento compartieron un mismo sentimiento.


- Puede que esté capacitado para sustituir a Tyler y formar parte de la tripulación. Dejo la elección en tus manos, Olivia.


Ni sí ni no. Sabía que Olivia diría que sí, así que de ese modo no me sentiría tan culpable por haberle aceptado en mi tripulación. Hice hincapié en la palabra tripulación, para que Jacob supiera lo que sería de ahora en adelante: él estaría bajo mi mando. Yo era su capitana, y nada más.


Me sorprendí gratamente de mi frialdad ante aquello.


***


Una vez en marcha, me quedé en la cubierta, apoyada en la barandilla de madera que tanto me gustaba. Las estrellas apenas se podían observar aquella noche, pero me daba igual, pues no estaba centrada en nada en especial. Simplemente en un punto perdido del horizonte oscuro.


Y como era de esperar, alguien más se unió a aquella soledad nocturna. Pero no era la persona que yo esperaba, al menos no la principal. Se trataba de Liv.


Se colocó a mi lado, con sus ojos azules clavados en mí.


- Lo siento, Katherine. -susurró, sin perturbar casi el sonido de la noche.


Entreabrí la boca para poder coger aire y ser capaz de articular alguna palabra.


- Estás confirmando que Garrett nunca existió; que se trataba de Jacob, ¿verdad?


Liv no respondió. Tal vez porque no había nada que responder; era algo obvio.


- Dime, Liv. Dime cuántas veces os visteis. Dime cuántas veces hablasteis. Porque estoy segura de que son más de una.


Olivia cogió aire de manera lenta antes de ponerse a hablar.


- Muchas. Muchas, Katherine. Casi todas las noches que podíamos, cuando ambos estábamos en tierra.


- Entonces es verdad, ¿no? -murmuré.


No pude evitar que se me nublara la vista debido a las lágrimas.


- Sí. Jacob no mentía cuando dijo que jamás te había abandonado. Ha estado siempre ahí...


No me molesté en acallar el llanto que salía de mi garganta. Me derrumbé ahí mismo, porque la realidad era más dura de lo que creía. Jacob no me había abandonado, pero en verdad sí lo había hecho; me dejó de lado, se quedó en las sombras, hundiéndome en la miseria. Pero nunca me ayudó. Nunca se me apareció. Nunca.


- Por qué, Liv...


Sus brazos me rodearon en un cálido abrazo y oí sus palabras susurradas en mi oído.


- Supongo que porque ese idiota te quiere de verdad.





4 comentarios:

  1. AL FIN!!!! Que bien que hayas vuelto a subir capitulo, lo estaba esperando con ganas. Y sin duda, un capitulazo. Que alegria que Jacob vuelva a entrar en la vida de Katherine.
    Espero que pronto venga el siguiente capitulo, porque cada vez se pone mas interesante. !!Muchos besos!!

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  2. ASDAJKKLHFDBJKVKLJ OMGGG.... Diooos amo a Jacob que acaben juntitos de una vez ¡FUERA DAN! lo siento mucho por el pero el pobre no es de mi agrado... Me encanta tu historia tu capitulo y toooodoooo... Bueno que eso y pasate por mi blog pliiis, que no se si te lo había dicho antes en algun otro comentariooo dioos AMO a Liv y a Jacob y a Katherine... Jope que me desvío del tema, en fin pues eso, si tienes un rato pasate por mi blog :) que hace nada que lo empecé...
    Besos:
    -Pat-
    http://elreinodelasmentiras.blogspot.com/

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  3. DIOS DIOS DIOS DIOS DIOS DIOS.... April, Almu... Que sepas que llevaba mucho tiempo sin meterme en blogger, y cuando he visto Diario del mar me ha dado un vuelco el corazón y me he metido en cero coma. Joder, no sabes lo que te agradezco que sigas con la historia, ha sido como volver a comer algo que probaste hace un tiempo y que te encantó y que cuando vuelves a probarlo... Es incluso mejor que la primera vez. Siento la comparación tan obvia, pero es que estoy feliz. Dios, el capítulo ha sido perfecto, de cabo a rabo... Aunque el último diálogo ha hecho que se me cayera el mundo encima. QUE GENIAL. Me has tenido en vilo durante todas esas lineas. He leído con ansia cada una de esas palabras perfectas que salen de ti... Porque eres una pedazo de escritora. Y ahora que ya me he desahogado me pondré a dar saltitos por ver a Jacob aquí, con su amor y esa explicación que aún no nos ha saciado del todo... Pero que conociéndole seguro que me convence. Espero el siguiente... PERO POR FAVOR. NO TARDES TANTO PORQUE TE NECESITO.

    Con mucho cariño. Un besito.

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  4. JACOB REAPARECE. SOLO PUEDO DECIR ESO. LO DIGO TODO CON JACOB.
    AUNQUE QUE DOLOR... EL QUE DOS SE QUIERAN Y NO ESTEN JUNTOS :___(

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