Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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domingo, 22 de febrero de 2015

DDM: Capítulo 91

¡Hola a todos!

Pido mil disculpas por tardar meses en subir capítulos, y sé que siempre digo lo mismo, pero voy a tratar de hacerlo más a menudo, en serio.

No me entretengo más; aquí os dejo el capítulo 91, para aquellos que aún seguís haciéndolo... Y si aún hay alguien, no sabéis cómo os lo agradezco T___T

¡Un beso! <3






- Tenemos que marcharnos.

NO.

No. No. No.

La angustia y la ansiedad comenzaron a arder en mi interior, y sentí cómo las llamas subían cada vez más, cubriendo mi cuerpo entero, absolutamente entero.

Me lancé hacia Jacob desesperada, agarrándole de la camiseta con expresión aterrorizada.

- No podemos marcharnos. No podemos, Jacob.

Mi voz era baja, y sólo los que estaban cerca podían oírme. Jacob suspiró y apartó la mirada de mí, como si así pudiera evitarme.

Entonces alcé la voz, tirando aún más fuerte de su camisa.

- ¡No podemos! ¡Jacob!

Mientras yo le gritaba, Jacob echó a andar, poniendo en marcha al grupo que aún quedaba vivo. Yo le seguí a trompicones, tropezando con la arena, sin importarme hacer el ridículo o no. Parecía una niña pequeña.

- Jacob, escúchame.

Hizo oídos sordos y continuó caminando. Cerró los ojos durante unos segundos, como si le doliera tener que hacer aquello. Y quizá así era, pero no podía verlo; mis ojos no eran capaces de verlo. Yo sólo veía a un Jacob egoísta que quería marcharse y hacerme daño y hacer daño a todo el mundo, hacer daño a Olivia...

La ansiedad me cegó. Literalmente. Un miedo irracional me inundó el pecho, y comencé a actuar como si estuviera traumatizada, o loca. Y lo estaba. Estoy segura de que lo estaba.

Ya estábamos casi al borde del bosque, y entonces grité:

- ¡Jacob! ¡No me hagas esto, por favor! ¡NO PODEMOS ABANDONARLES!

Y entonces todo mi mundo se paró, y sólo vi los ojos verdes de Jacob abiertos del todo, y sólo oí sus palabras, altas y claras:

- Están muertos, Katherine. Están muertos. Todos ellos. No podemos hacer nada.

Sacudí la cabeza, temblando, negándome a aceptar el hecho de que el océano me había arrebatado a Olivia, y a Dan. Me giré y eché a correr hacia la playa, con los ojos empañados, a punto de sollozar, como la indefensa niña que aún seguía siendo.

No dudé ni un segundo en meterme en el agua, mar adentro, como si pudiera hacer algo, rescatarles, encontrarles.

- ¡Para, Kathy! -oí a Jacob gritar a mis espaldas.

Y en pocos segundos, cuando el agua me llegaba por los muslos, los fuertes brazos de Jacob me rodearon por la espalda, envolviendo mi pecho y mi estómago. Y yo grité. Lloré, mirando al mar.

- Kathy, tranquila. Cálmate.

- No están muertos, Jacob, no lo están... Van a volver, tengo que ir a buscarlos...

Oí el suspiro de Jacob en mi oreja, pero no dijo nada. Yo intenté liberarme de sus brazos, hasta que me rendí y dejé que me sujetara contra él. Cerré los ojos, mientras la lágrimas bañaban mi rostro y se perdían en la tela de mi camisa.

- Vamos, Kathy. Vámonos.

No abrí los ojos, pero hice lo que me decía, de manera automática. Dejé que me guiara fuera del agua, y que me llevara hasta donde nos separaba nuestro grupo. Diana me miraba aterrorizada y apenada, pero apenas fui consciente de ello.

***

La selva seguía igual de frondosa que la primera vez que estuvimos ahí. Y yo sentía que me ahogaba. No tanto por la vegetación en sí, sino por mi vida en general; el hecho de que Dan y Olivia y Marcus no habían aparecido; el hecho de que mi barco se había hundido.
Todo.

Traté de no llorar en ningún momento del camino, y me limité a mirar al suelo para no tropezarme, debido a la oscuridad que se había cernido sobre nosotros. Jacob caminaba a mi lado, e íbamos cerrando el pequeño grupo.

En un momento dado, hice lo que estaba evitando; me tropecé y estuve a punto de caer, si no hubiera sido porque Jacob me sujetó y lo impidió.

Ya no podía concentrarme en los pasos que estaba dando y en no caerme, ahora mi mente estaba vacía, y comenzó a llenarse de recuerdos, de imágenes, de imágenes de mi barco y de Dan, de Olivia y Marcus juntos, de Olivia abrazándome y de Dan besándome.

Me cubrí el rostro con ambas manos, sin fuerza alguna para mantenerme en pie... De no ser por Jacob, estaría en el suelo.

- Kathy. -murmuró Jacob, sin soltarme.

Yo estaba encorvada sobre mí misma, como si así pudiera mitigar el dolor que sentía en todo el pecho.

Me costaba respirar.

Jacob tiró de mí y me arrimó a él, pero traté de incorporarme y mirarle.

- Estoy bien, lo siento. Estoy bien.

Sus ojos no se apartaron de los míos, llenos de impotencia por querer ayudarme pero yo negárselo. Me di cuenta de que el grupo se había parado unos metros más adelante, y estaban todos girados y observándonos.

- Continuad. -alcé la voz como pude.

Ellos no dijeron ni una palabra, y Jacob y yo nos quedamos atrás unos minutos más.

Justo cuando me disponía a seguir caminando, con el corazón latiéndome con fuerza, sentí que los dedos de Jacob rozaban los míos, y que segundos más tarde, su mano envolvía la mía.

Alcé la mirada y vi su media sonrisa, algo que me tranquilizó. No dije nada, pero se lo agradecí mentalmente, y esperé que lo intuyera a través de la sonrisa que le devolví.


***


No sé cuánto tiempo pasó hasta que llegamos a una cueva, o un intento de cueva, más bien. Y cuando llegamos, lo único que hice fue acurrucarme en un rincón, abrazarme a mí misma e intentar dormir. Aunque no me fue muy bien, teniendo en cuenta que ni siquiera pude cerrar los ojos. Y hacía frío. Y entonces pensé en Dan, y en que deseaba que estuviera ahí, y en que me abrazara. Y entonces pensé en Jacob también. Y en que tendría que venir y abrazarme y decirme que todo estaba bien.

Y la imagen de Olivia llenó mi mente y el llanto se apoderó de mi cuerpo, haciéndome temblar de manera incontrolada.

Olivia estaba muerta. Y era por mi culpa. Yo la había sacado de la Isla, y yo le había hecho pasarlo mal, sola, por Inglaterra, sin nadie a quien acudir... Yo le había ahogado. Yo. Había sido yo.

Pero entonces una pequeña luz iluminó mi fría y oscura mente, y pensé en algo bueno, algo positivo; yo la saqué de la Isla, y por ello conoció a Marcus. Le conoció, se querían, y estarán juntos para siempre.

Y entonces sonreí, mientras las lagrimas surcaban mis mejillas hasta perderse en el suelo de piedra.

Quizá no fui tan mala persona.

Quizá no.

Quizá.


***


(Jacob)


Supe que se había dormido porque ya no la oía llorar. Pero temblaba. Y no supe si era por el frío o por la pesadillas.

Me acerqué a gatas hacia ella, alejada del resto de personas que ya se habían quedado completamente dormidos, excepto Dylan. Dylan estaba alerta, observando a Diana y a su hija como si pudiera desaparecer en cualquier momento.

Ignoré su mirada, y me concentré en Kathy. Mi Kathy. Alcé una mano y no dudé en acariciarle el hombro con suavidad, sintiendo cómo temblaba bajo la palma de mi mano. Arrastré mi cuerpo hasta que estuvo en contacto con el suyo, y me tumbé pegado a ella, tratando de cubrirla lo máximo posible, como si pudiera protegerla del frío y de sus propias pesadillas. Y entonces se movió.

Gimió, se dio la vuelta sobre sí misma, para estar justo frente a mí, y se acurrucó contra mí.

Por un momento me quedé completamente paralizado, sin saber cómo responder. Sentía que no tenía derecho a tocarla...

Kathy tembló aún más fuerte, por unos segundos, hasta relajarse otra vez. Cerró los ojos con más fuerza, y vi cómo su piel se arrugaba ante el esfuerzo y la tensión, para luego volver a la normalidad; la tranquilidad cruzando su rostro.

Y lo hice. Extendí la mano y le aparté un mechón de pelo del rostro con demasiada lentitud, alargando el momento.

Su rostro volvió a contraerse de miedo, y los temblores volvieron. Y de pronto, comenzó a sollozar. Y a moverse con desesperación, y a tratar de incorporarse. Yo la rodeé con mis brazos y la retuve entre ellos, mientras ella trataba de moverse con desesperación, llorando, gimiendo, golpeando mi pecho.

Cerré los ojos con fuerza, sintiendo demasiado dolor por ella. Mi Kathy.

Y poco a poco se calmó, dejando de convulsionarse y de agitarse, y de llorar, para acabar gimiendo levemente contra mi camisa.

- No puedo perderte, Kathy. No puedo perderte... -murmuré. - Quiero protegerte... Debo protegerte...

Repetí aquellas palabras una y otra vez, como si así me convenciera a mí mismo, aunque no hubiera mucho de lo que convencerse.

Acerqué mi rostro al suyo y besé su frente con extremada delicadeza, temiendo que se fuera a romper en mil pedazos.

- Debo protegerte...







2 comentarios:

  1. ¿En qué capitulo me quede? Quiero leermelos desde entonces... Ayuda :O

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    Respuestas
    1. ANDREA <33333

      Jo, la verdad es que no me acuerdo... quizá puedo intentar buscar cuál fue tu último comentario para darte una idea <3 Jo, no tienes por qué hacer nada, en serio, no te sientas obligada O___O

      <3333

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